UNA DIMENSIÓN INTEGRADORA.
Frente
a una cultura que tiende a la fragmentación del saber y a la desintegración del
equilibrio humano, la dimensión religiosa aporta en el creyente una dimensión
integradora que aúna todos los acontecimientos y dimensiones en un “sustento
fundamental de la existencia”, enclavado en la búsqueda de sentido último de la
existencia.